Durante un partido en el que se enfrentaban Samurai Japan e Italia, Okamoto conectó un batazo de 378 pies que parecía irse del estadio, sin embargo, Arozarena lo siguió hasta la pared y esperó debajo de la pelota durante lo que parecieron minutos interminables, antes de saltar para hacer la atrapada. Cuando finalmente regresó al suelo, su expresión no había cambiado en absoluto. Solo cuando Okamoto empezó a trotar hacia la base, Arozarena reveló que tenía la pelota. Lo mejor de todo fue lo despreocupado que se veía, como si elogios de miles de aficionados en el estadio fueran algo común para él, como ir al supermercado o a la oficina de correos. El manager del equipo de México, Benji Gil, dijo que Arozarena es extremadamente talentoso y un gran personaje, y que es impresionante para el béisbol, Cuba, México y cualquier lugar donde se juegue este deporte.