Tener sobrepeso, tener más de 45 años, tener antecedentes familiares de diabetes, consumir tabaco y alcohol y llevar un estilo de vida sedentario son algunos de los factores de riesgo reconocidos para la diabetes tipo 2.
Investigaciones recientes realizadas por científicos de España y Francia y publicadas en International Journal of Epidemiology revelan que el horario de las comidas, específicamente el desayuno y la cena, también puede influir significativamente en el desarrollo de la diabetes. Este aspecto se denomina «crononutrición», que explora la relación entre la dieta, los ritmos circadianos y la salud para prevenir enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2.
La diabetes tipo 2 es una condición caracterizada por altos niveles de glucosa en la sangre debido a una producción insuficiente de insulina o un uso ineficaz de la insulina en el cuerpo. Si no se controla adecuadamente, la diabetes puede provocar diversas complicaciones, incluidos problemas cardiovasculares, ceguera, insuficiencia renal y amputaciones.
El estudio involucró a más de 100 000 participantes y demostró que no solo el contenido y la cantidad de los alimentos son importantes, sino también el horario de las comidas juega un papel crucial. Saltarse el desayuno o desayunar después de las 9 a. m. se asoció con un riesgo 59 % mayor de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con quienes desayunaron antes de las 8 a. m. Del mismo modo, cenar tarde después de las 10 p. m. también aumentó el riesgo de diabetes.
Los hallazgos enfatizan la importancia de considerar el horario de las comidas como parte de las estrategias de prevención de la diabetes junto con las opciones dietéticas y el mantenimiento de un estilo de vida saludable. Con el aumento de la prevalencia de la diabetes en todo el mundo, abordar estos factores se vuelve esencial para frenar el aumento futuro de la enfermedad.
El mismo grupo de investigadores había realizado previamente un estudio que también demostraba las ventajas de cenar temprano. Consumir la cena más temprano en la noche se asocia con un menor riesgo de cáncer de mama o de próstata.
Según Manolis Kogevinas, epidemiólogo e investigador del Instituto para la Salud Global (ISGlobal), coautor del estudio y que habló con Infobae de España, sus hallazgos sugieren que desayunar antes de las 8 a. m. y cenar antes de las 7 p. m. puede ayudar a disminuir la incidencia de diabetes tipo 2.
Kogevinas explicó que la hora del desayuno tiene una importancia particular, ya que las investigaciones han demostrado que las respuestas de las células beta y de la insulina del cuerpo son más favorables en la mañana en comparación con la cena. Saltarse el desayuno se ha relacionado con un control glucémico más deficiente.
Lo que hace que su estudio sea único, como señaló Kogevinas, es que es el primer estudio prospectivo que investiga el horario de todas las comidas y la cantidad de ocasiones en las que se comen juntas. Los investigadores encontraron que los patrones de comidas y los horarios a lo largo del día están interconectados. Por ejemplo, saltarse el desayuno suele ser consecuencia de cenar tarde por la noche.
Además, el estudio destacó que las personas que consumían comidas cinco veces al día tenían mejores resultados, con un menor riesgo de diabetes tipo 2. Esto podría atribuirse a niveles reducidos de insulina y lípidos entre comidas y una disminución en la síntesis de colesterol en el hígado.
Si bien el estudio es sustancial, Kogevinas reconoció que otras investigaciones pueden tener hallazgos diferentes sobre la frecuencia de las comidas y la diabetes. Por lo tanto, se necesita más investigación para confirmar los resultados relacionados con las cinco comidas (aunque normalmente se recomiendan cuatro comidas).
La Dra. Susana Beatriz Apoloni, especialista en nutrición y miembro del servicio de Diabetes del Hospital Universitario Austral de Argentina, consideró interesante el estudio pero sugirió la necesidad de examinar las características de los participantes en relación a los factores de riesgo de diabetes y la calidad y cantidad del desayuno.
Carolina Gómez Martín, médica especialista en medicina interna y diabetes, también elogió el análisis integral del estudio de varios factores relacionados con las horas de las comidas y el riesgo de diabetes. Hizo hincapié en la importancia de la cronobiología más allá de la composición, las porciones o las calorías de los alimentos.
En cuanto a un desayuno saludable, Apoloni recomendó evitar los alimentos ricos en harinas refinadas (por ejemplo, pan blanco, cereales para el desayuno, pasteles) y azúcares de absorción rápida. En cambio, sugirió privilegiar las frutas enteras sobre los jugos de frutas y enfatizó la importancia de un desayuno balanceado con proporciones adecuadas de carbohidratos, proteínas y grasas adaptadas a las necesidades de cada individuo dentro de un plan de alimentación completo y adecuado.
Opta por alimentos con un índice glucémico bajo para minimizar la hiperglucemia posprandial, que se refiere al aumento de los niveles de glucosa en sangre más allá de los niveles recomendados después de comer.
Por su parte, Víctor Commendatore, coordinador del comité de prediabetes y director de la maestría en diabetes del SAD, reconoció que los hallazgos del estudio establecieron un vínculo entre la hora del desayuno y el desarrollo de la diabetes, lo que presenta una vía prometedora para futuras investigaciones.
Sin embargo, advirtió contra la adopción inmediata de los resultados del estudio como práctica clínica estándar. Según Commendatore, un desayuno efectivo para prevenir la diabetes probablemente sea aquel que se alinee con los cuatro principios del profesor Pedro Escudero, pionero en estudios de nutrición y diabetes en Argentina: la dieta debe ser suficiente, completa, armoniosa y adecuada.