En el mundo acelerado de hoy, el impacto de la fatiga cognitiva en la vida diaria es cada vez más evidente debido a las demandas y responsabilidades que enfrentan las personas. Conocida como fatiga mental, esta condición conduce a un estado de agotamiento que dificulta los procesos cognitivos esenciales como la atención, la memoria y la toma de decisiones. Como resultado, comprender estos efectos es crucial para mejorar el rendimiento y el bienestar individual.

Numerosos factores pueden contribuir a la fatiga mental, incluido el trabajo cognitivo intenso, el estrés crónico, el sueño insuficiente o de mala calidad y ciertas afecciones médicas como la depresión y la ansiedad.

Una consecuencia destacada de la fatiga cognitiva es la disminución de la productividad. Una vez que se establece el agotamiento mental, se vuelve cada vez más difícil mantener el enfoque y desempeñarse de manera óptima. Las tareas simples que alguna vez fueron fáciles ahora requieren más esfuerzo y tiempo, mientras que las tareas complejas pueden volverse abrumadoras o parecer inalcanzables. Eugenia Becciu, miembro del Departamento de Neuropsicología de INECO, se explaya sobre este tema.