Los brotes epidémicos no son infrecuentes en la República Dominicana, y las enfermedades a menudo se propagan rápidamente debido a diversos factores, incluidos el clima y el comportamiento humano. Por ejemplo, la COVID-19 suele registrar un aumento de casos entre mayo y julio y de octubre a enero, influenciado por variaciones estacionales.

Si bien el COVID-19 tiene actualmente una incidencia baja con solo 142 casos activos, las autoridades anticipan un posible resurgimiento en las próximas ocho a 12 semanas debido a la subvariante EG.5 de omicrón.

Además del COVID-19, otras enfermedades también plantean riesgos. En el último trimestre del año, a medida que bajen las temperaturas, es posible que se produzcan brotes de enfermedades relacionadas con la gripe, como el adenovirus, el virus sincicial respiratorio y la gripe, y se proporcionarán vacunas gratuitas a las poblaciones vulnerables.

Las enfermedades transmitidas por vectores son persistentes en República Dominicana, entre ellas el dengue, la malaria, el Zika y el chikungunya, transmitidos por el mosquito Aedes aegypti. El cólera ha resurgido en los últimos años, lo que ha dado lugar a intervenciones y esfuerzos de vacunación.

Las enfermedades zoonóticas como la rabia, transmitida por mordeduras de animales, también han sido motivo de preocupación en el pasado. Se han producido brotes de dengue en varios años, con diferentes números de casos y muertes.

En general, el país enfrenta desafíos continuos en la gestión y prevención de diversas epidemias y brotes.